Los nombres borrados de la historia por el paso del tiempo son una realidad común a todas las naciones. En el caso de Cuba, las primeras seis décadas del siglo XX, son aún un terreno con muchas lagunas que los investigadores deben cubrir.

El compositor, arreglista y orquestador Francisco Formell Madariaga es uno de esos casos. En su momento gozó de un cierto reconocimiento, pero su muerte prematura le impidió entrar en contacto con las generaciones de músicos que se mantendrían en activo a lo largo del período revolucionario.

La autora María Elena Marqués Tablón lo rescata del “mar del olvido” en el volumen Francisco Formell Madariaga: Su obra. Publicado por Ediciones Cubanas es presentado hoy por la Cátedra de Música Popular Juan Formell, llamada así en honor de su hijo, un nombre que sí es bien conocido por todos los cubanos.