Calificado como un "viaje musical imaginario" por el músico Adalberto Álvarez en las notas discográficas, el álbum muestra con una sonoridad contemporánea y sólidos arreglos géneros como el son, la rumba, el bolero, el cha cha chá, y la guaracha.

El disco, según Pérez, ocupa desde su concepción un lugar importante en su trabajo, marca un momento de madurez en la agrupación, es un disco muy cubano, aseguró, en el que conjuga lo aprendido a su paso por orquestas cubanas como Irakere, y el grupo del astro español Paco de Lucía.

La autoría de los temas del material es compartida entre el propio músico, su padre Gradelio, y el compositor Juan Antonio Gil, colaboración de la que salieron títulos como Tu nombre en un bolero, Sabor de mi rumba, Sin luz y sin agua, y el que da nombre al compacto.

Para la grabación del material el también productor e instrumentista convocó a músicos de primer nivel como el trompetista Alexander Abreu, el pianista Rolando Luna, la Camerata Romeu, dirigida por la maestra Zenaida Romeu y el percusionista estadounidense Marc Quiñonez, por solo mencionar algunos.